01 Abr Desmontando el mito de la carne de cerdo

Si hay una carne que a lo largo de los años ha sufrido las consecuencias de falsos mitos, esa es sin duda la carne de cerdo. A día de hoy todavía son muchas las personas que ven el cerdo como un alimento malo para la salud por considerarlo rico en grasas y en colesterol. Sin embargo, en los últimos años ha quedado demostrado que la carne de cerdo dista bastante de ser ese enemigo nutricional que muchos creían.

Existe la percepción generalizada de que la carne de cerdo tiene un alto contenido graso. Y no nos engañemos, lo tiene, pero según datos de Interporc, el 70% de esa grasa está localizada bajo la piel; es lo que popularmente se conoce como tocino. Esto significa que solo un 30% de la grasa total del cerdo se aloja en el resto del cuerpo.

Precisamente relacionada con la cantidad de grasa está la creencia de que el consumo de carne de cerdo es malo para el colesterol. Sin embargo, alrededor de la mitad de la grasa que contiene esta carne está constituida por ácido oleico, un ácido graso clave en la lucha contra el colesterol. Y es que el ácido oleico ayuda a reducir los niveles de “colesterol malo” (LDL), al tiempo que aumenta el “colesterol bueno” (HDL).

En general, podemos decir que la carne de cerdo presenta importantes beneficios para nuestro organismo debido a sus aportes nutricionales. Es una carne blanca con altas dosis de proteínas y que, además, es rica en vitamina B, hierro y zinc.

Con todo, el hecho de que la carne de cerdo no sea ese alimento perjudicial que muchos creían, no quiere decir que debamos abusar de su consumo. En Rivero consideramos que una dieta óptima es aquella que contiene todo tipo de alimentos de un modo equilibrado. Así, la carne de cerdo, en su justa medida, puede ser la aliada perfecta de nuestra alimentación.